
Limpieza facial: en casa o de la esteticista
Aunque limpiemos nuestra piel todos los días, siempre quedan restos que exigen un tratamiento más profundo. La limpieza facial profesional completa nuestros rituales de limpieza cotidianos. Su objetivo es limpiar en profundidad células muertas y tonificar los músculos de la cara gracias a los masajes. Una vez finalizada la limpieza de cutis, la piel está preparada para aprovechar al máximo las propiedades de los cosméticos que usamos a diario. Con la limpieza facial hidratamos, eliminamos toxinas, reducimos el acné y mejoramos la circulación de la cara, consiguiendo más tersura y elasticidad.
Existen diferentes tipos de limpiezas faciales dependiendo de varios factores, por eso es tan importante ponerse en mano de los mejores expertos para que nos puedan aconsejar y poner en práctica el mejor tratamiento para nuestra piel. Todas las limpiezas cuentan con los mismos pasos básicos que son comunes para todo tipo de tratamientos. Dependiendo de las necesidades de cada clienta hay diferentes técnicas muy avanzadas para tratar problemas específicos como acné, pieles grasas, arrugas, manchas etc. Es aconsejable realizar una limpieza facial una vez al mes o cada 3 meses como mucho. Los profesionales te indicarán además unas pautas a seguir para mantener tu rostro cuidado después de realizar el tratamiento. Es muy importante cuidarse en el día a día para mantener la piel cuidada, desmaquillar siempre la piel, hidratarla con la crema adecuado para cada tipo de piel, una vez a la semana hacer una pequeña exfoliación para evitar acumular pieles muertas e incluso aplicarnos en casa una mascarilla.
Una limpieza facial puede durar entre 50 minutos y una hora y media y se divide en tres partes distintas: limpieza, masaje y nutrición.
Limpieza: se aplican distintos productos que limpian la parte superficial de la cara. A continuación se abren los poros mediante vapor para drenar las impurezas y dependiendo de cada tipo de piel (seca, grasa o mixta) necesitará un tipo de producto distinto. Masaje: en este punto es importante cerrar los poros y descongestionar la piel después del drenaje. Se aplican productos en gel o crema y se da un masaje relajante y tonificante. Nutrición: la piel ya está lista para aprovechar al máximo los nutrientes y vitaminas de las mascarillas u otros tratamientos que vengan a continuación. La limpieza facial básica puede completarse con peelings, láser, ácido glicólico y otros tratamientos más intensivos que no suelen ir incluidos en el paquete básico.
Ahora cuidarse es mucho más fácil gracias a todo el avance y técnicas implantadas en el mercado, que permiten cuidar y tratar cualquier pequeño problema de la piel y mejorar el aspecto de ésta, aportando brillo y luminosidad a tu rostro.
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